Por tanto, el alimento encierra la energía química potencial entre los enlaces de las moléculas constituyentes, que al ser liberadas y transformadas hacen posible:
- variaciones mecánicas como la contracción muscular,
- actividad eléctrica, como la generación y transmisión de los impulsos nerviosos,
- distintos tipos de transporte de sustancias, como en los procesos de secreción. Reabsorción y filtración, y
- el actuar químico, como ocurre en los casos de formación de nuevos enlaces moleculares durante la biosíntesis de compuestos orgánicos complejos.
Pero para obtener esta energía de sus receptáculos naturales y transformarla a una forma utilizable se produce un período de digestión, que lleva a que la energía desprendida se fije en compuestos estables macroérgicos, generalmente el ATP, quien permanece disponible para las más disímiles funciones que lo requieren.
Un suministro adecuado de un suplemento alimentario integral no solo contribuye a mantener altas las reservas energéticas, sino a evitar la permanencia de tóxicos en el organismo y facilitar la evacuación.
Con el presente trabajo queremos destacar la actuación de los mecanismos energéticos y su relación con la incorporación de alimentos durante la práctica deportiva sistemática.
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